"El invierno ha sido muy duro, y nosotros, los miembros de la tribu Ojibway, sabemos que cuando el tiempo es malo, alguien va a ser poseído por el windigo. ¿Sabe usted como nos damos cuenta los demás miembros de la tribu cuando alguien ha contraído el mal? Al principio, el poseído siente que no le apetece la comida normal: tiene nauseas y vómitos ante ella. Si el windigo sigue dentro de él, la persona se siente cada vez más inquieta, más desasosegada y la comida acaba por resultarle repugnante.
Se está convirtiendo en un windigo, en un caníbal.
El curandero interviene entonces. Si sus hechizos no obtienen resultados positivos, el poseído suele pedir a la tribu que le mate. En épocas pasadas lo hacíamos”.
En el manual de diagnóstico de la OMS aparece, en el apartado de trastornos mentales, una categoría que reúne los llamados síndromes culturales. Estos síndromes o trastornos son raros, casi anecdóticos y exclusivos de una terminada cultura.
Entre este tipo de trastornos se encuentra el síndrome de Windigo, trastorno de Windigo o psicosis de Windigo (también se utilizan los vocablos Wihtigo, Wendigo, Windibum y Witiko )
En este caso, es un tipo de trastorno mental que se producía entre las tribus Cree, Montagnais-Naskapi, Ojibway y Saulteaux de Canadá y Alaska. La persona que la sufría dejaba de comer, teniendo náuseas, vómitos , malestar ante la comida, episodios de insomnio o alucinaciones. Si no se paraba este estado la persona empezaba a manifestar el temor de que el wendigo (un espíritu) le poseyera, provocando esto que acabara convirtiéndose en caníbal. Antes de que esto ocurriera pedían a los miembros de su tribu que los mataran.
Windingo es el nombre ojibwa para un mostruo propio de la mitología de los pueblos algonquinos, quienes representan esta criatura gigante en forma de una mujer seductora cuyo corazón está hecho de hielo (y en algunas representaciones con la cabeza de fuego). También puede presentarse como una especie de ogro o como una criatura mitad animal mitad humano.
Asimismo, los primeros viajeros europeos de tierras boreales representan el espíritu del “Norte”, que seducía a los hombres perdidos en la inmensidad blanca al mismo tiempo que los precipitaba hacia la locura.
Se supone habitaría en los bosques más septentrionales y profundos del continente americano. Aparentemente es una personificación de la llamada atávica que los bosques profundos y la naturaleza más salvaje provoca en los hombres y, en su faceta más oscura, un mito para explicar la bestia en la que se puede convertir un ser humano cuando hace caso de dicha llamada. Este mito podría estar relacionado con historias entre los pueblos indios acerca de casos de canibalismo para sobrevivir a los duros inviernos de estas duras zonas del continente.
Las leyendas acerca del Wendigo son numerosas, así en unas es una personificación de un gran cazador que se perdió en el bosque y por alimentarse con carne humana fue castigado y se transformó en algo parecido a un monstruo, con grandes manos con garras y muy ágil, que se alimenta de carne humana. En otras se dice que es un espíritu del bosque, corpulento y con pelo blanco, que se alimenta de musgo. En casi todas se cuenta que comía guerreros que se aventuraban demasiado en los grandes bosques desiertos y helados del norte de Estados Unidos y Canadá y que se perdían en los mismos.
Delirios, alucinaciones, miedo a estar poseído, ataques de depresión agitada, miedos e impulsos sádicos orales... Todos estos síntomas son evocados en los cantos que los chamanes amerindios han inventado en honor de Windigo, cantos que se pensaban podían “curar” al enfermo antes de convertirse en el monstruo.
La mayoría de los casos datan del siglo XIX aunque existe controversia acerca de si realmente han llegado a existir. Marvin Harris argumenta que estos episodios responden únicamente a un sistema de homicidio por prioridad en situaciones ambientales extremas, ya que se usaba el temor al wendigo como justificación para romper el tabú de matar a un compañero. Con ello se conseguía acabar con elementos problemáticos y aumentar las posibilidades de supervivencia del resto del grupo. Marvin Harris añade además la importancia de que en estos casos solo se cuente con el testimonio de los miembros supervivientes y no con el del supuesto wendigo. Para Seymour Parker estas explicaciones ambientales no son creíbles, ya que no siempre que se daba la psicosis era en situaciones de hambre y además no existen casos conocidos en otros pueblos que viven en situaciones extremas parecidas, como los esquimales. Parker da una explicación más psicoanalítica que tendría que ver con las necesidades de dependencia frustradas en la infancia. También afirma que los casos de psicosis por Windigo se dan principalmente en hombres que han sufrido fracasos en la caza, sintiéndose abandonados, inútiles y desprovistos de poder y raramente en mujeres.
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