Siguiendo la línea de la entrada de infidelidad, quiero reflexionar ahora sobre la otra cara de la moneda, sobre la tercera pesona en discordia. La otra (o el otro) es siempre una figura polémica que se debate entre la responsabilidad y la moralidad.
Por una parte, no creo que sea justo cargar a alguien con la responsabilidad de romper una relación por el hecho de haber estado con una persona comprometida. Pero, ¿quién es el reponsable de ello? La persona que traiciona o la persona con la que traiciona...Es común escuchar expresiones como "se metió en medio de la relación", "es una roba-maridos"(esa es más una expresión de vieja de pueblo) o "rompió una familia" (de la misma clase que la anterior).
Siempre he defendido que las culpas deben adjudicarse a quien les corresponde. Para la persona traicionada, es fácil repartir las culpas entre la pareja y "la otra persona". Supongo que es más fácil enfadarse con una persona que no conoces; es más fácil odiar a alguien a quien no amas.
Tal vez, pensar que alguien ha manipulado a nuestra pareja para que nos traicione, nos haga sentir mejor que pensar que ha sido algo plenamente consciente, voluntario e intencionado. Tal vez, cargar la responsabilidad en la otra persona exonera en parte a aquel en quien hemos confiado tanto. Pero de nuevo pienso que debemos adjudicar a cada cual su responsabilidad.
Quien nos traiciona es nuestra pareja, no la persona con la que lo hace, por muy duro y doloroso que nos parezca esto.
Por otro lado, de sobra sabemos que no todo es blanco o negro. Los matices pueden ser lo más importante de una situación. Por supuesto la cosa cambia cuando la otra también tiene un compromiso con la traicionada (vease, una amiga, un familiar, etc.). De nuevo, todo es distinto si la otra no sabe que es "la otra" y de pronto, pasa de ser verdugo a ser tambien víctima.
Pero no es este punto al que quería hacer referencia. A pesar de que creo que una persona no tiene responsabilidad sobre la relación de otros, sí creo que su comportamiento es objeto de reflexión moral. Con esto quiero decir que ante el dilema de ser o no ser la otra, entran en juego un amplio abanico de principios y normas morales.
Ante el dilema de estar con alguien comprometido, ambas partes son plenamente conscientes de que están haciendo algo que va a dañar mucho a otra persona. No es una cuestión de responsabilidades en la relación; en este caso es una cuestion de saber si podemos ser cómplices del sufrimiento de otra persona.
2 comentarios:
Ya sabes que yo soy más de culpar al "cabrón infiel"...pero reconozco que poder odiar a alguien de fuera se agradece...
Esta claro, la culpa es de la persona que traiciona, con de la persona con quien traiciona (salvo la excepción hecha de que se trata de una amiga, familiar o similar)Pero más claro aun es el hecho de que siempre es mas fácil culpar a la tercera en discordia, bueno, o casi siempre...
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