lunes, 12 de mayo de 2008

La educación


Ustedes, que son inteligentes, deben saber que diferentes naciones tienen distintos conceptos de las cosas, por ello, no interpreten mal el hecho de que nuestras ideas acerca de este tipo de educación no sean las mismas que las suyas. Tenemos cierta experiencia en ello: varios de nuestros jóvenes fueron educados hace algún tiempo en las universidades de las provincias del norte; fueron instruidos en todas vuestras ciencias, pero cuando volvieron a nosotros... desconocían de los medios necesarios para vivir en los bosques... tampoco servían como cazadores, guerreros o consejeros, realmente no podían hacer nada. Sin embargo, agradecidos por su generoso ofrecimiento y para mostrarnos nuestra gratitud, si los caballeros de Virgina nos envían a una docena de sus hijos, nos ocuparemos con esmero de su educación, instruyéndoles en todo lo que sabemos y haremos de ellos unos hombres”.

Respuesta de los Indios de las Cinco Naciones a una invitación del gobierno de Virginia para enviar muchachos al William and Mary Collage; Drake, Biography and History of the Indians of North América.

Cuando leí este fragmento, tras la inevitable sonrisa que provoca el comprender la situación, me dí cuenta de lo bien que ilustra, de forma breve y sencilla, lo que confundimos los cultos y eruditos occidentales del siglo XIX cuando creemos estar hablando de inteligencia, educación y cultura.
Hemos categorizado casi a la perfección lo que es ser culto en esta sociedad. Y no solo eso. Hemos establecido el "caché" que te otorga dicha cultura. Pero consideramos importantes los conocimientos de áreas muy restringidas y que resultan adaptativas en una serie limitada de circunstancias.

Así, cuando etiquetamos a alguien de culto/inculto, cometemos dos errores principalmente:


1. Es posible que no hayamos podido comprobar todos los ámbitos del saber en el que debería ser diestro para poder otorgarle tal cualidad.

La persona culta es una persona leída —“que ha leído mucho y es persona de muchas noticias y erudición”, dice el diccionario de la RAE—. Solemos anticipar el juicio cuando conocemos a alguien de determinada profesión o estatus social. También solemos hacerlo al comprobar que maneja ciertos conocimientos de temas como arte, literatura o política. Siendo así, parecemos dar por hecho que sabe de todo lo demás.

2. Solemos emplear una TIP. Para los eruditos del arte, la literatura y la política que deseen conocer el significado de esto, les diré de forma simple y esquemática, que son las siglas de Teoría Implícita de Personalidad. Es decir, que adjudicando un rasgo determinado a una persona, predecimos la existencia o coexistencia en ella de otros rasgos que creemos relacionados.

Así, deducimos que una persona culta también será inteligente.

Cierto es que el conocimiento del mundo (lo que vagamente hemos decidido llamar cultura) es una parte de las mediciones de la Inteligencia. Pero no es la única. Ni mucho menos. Hay muchos otros factores que no se estudian en los libros o no se adquieren leyendo ninguna página salmón. Así que, lamentablemente, ni una persona culta tiene por qué ser inteligente; ni una persona inteligente, en mi opinión, necesariamente debe ser culta -o, repito una vez más, lo que hemos decidido llamar culto.


No critico la cultura (válgame Dios!) ni desprecio el saber o la instrucción. Es importante, esencial para el desarrollo y un medio para el crecimiento personal (entre otras muchas cosas...).

Solo quiero hacer una pequeña recomendación. La de pararnos tres segundos antes de emitir un juicio de valor, cuando descubramos que alguien no sabe quién escribió Fausto...

sábado, 3 de mayo de 2008

Irene Sendler: Una heroina del holocausto



Irene Sendler, Heroína del Holocausto Judío Mientras la figura de Oscar Schindler era aclamada por medio mundo gracias a Steven Spielberg que se inspiró en él para hacer la película que conseguiría siete Oscar en 1993 narrando la vida de este industrial alemán que evitó la muerte de mil judíos en los campos de concentración, Irena Sendler seguía siendo una heroína desconocida fuera de Polonia y apenas reconocida en su país por algunos historiadores, ya que los años de oscurantismo comunista habían borrado su hazaña de los libros de historia oficiales. Sin embargo, en 1999 su historia empezó a conocerse y fue, curiosamente gracias a un grupo de alumnos de un instituto de Kansas y a su trabajo de final de curso sobre los héroes del Holocausto. En su investigación dieron con muy pocas referencias sobre Irena, sólo había un dato sorprendente: había salvado la vida de dos mil quinientos niños Cómo es posible que apenas hubiese información sobre una persona así? Pero la gran sorpresa llegó cuando tras buscar el lugar de la tumba de Irena, descubrieron que no existía porque ella aún vivía, y de hecho todavía vive. Hoy es una anciana de noventa y siete años que reside en un asilo del centro de Varsovia en una habitación donde nunca faltan ramos de flores y tarjetas de agradecimiento procedentes del mundo entero. Cuando Alemania invadió el país en 1939, Irena era enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia el cual manejaba los comedores comunitarios de la ciudad. En 1942 los nazis crearon un ghetto en Varsovia e Irena horrorizada por las condiciones en que se vivía allí se unió al Consejo para la Ayuda de Judíos. Consiguió identificaciones de la oficina sanitaria, una de cuyas tareas era la lucha contra las enfermedades contagiosas. Como los alemanes invasores tenían miedo de que se desatara una epidemia de tifus, toleraban que los polacos controlaran el recinto. Era un momento horroroso, debía convencer a los padres de que le entregaran sus hijos y ellos le preguntaban: "¿Puedes prometerme que mi niño vivirá?"...... ¿Qué se podía prometer cuando ni siquiera se sabía si lograrían salir del gueto? Lo único cierto era que los niños morirían si permanecían en él.Las madres y las abuelas no querían desprenderse de sus hijos y nietos. Irena las entendía perfectamente, en aquel entonces, ella era madre, y de todo el proceso que ella llevaba a cabo con los niños, el más duro era el momento de la separación. Cada vez que le ocurría algo así, luchaba con más fuerza por salvar a más niños. Comenzó a sacarlos en ambulancias como víctimas de tifus, pero pronto se valió de todo lo que estaba a su alcance para esconderlos y sacarlos de allí: cestos de basura, cajas de herramientas, cargamentos de mercaderías, sacos de patatas, ataúdes... en sus manos cualquier elemento se transformaba en una vía de escape. Con su ayuda, elaboró cientos de documentos falsos con firmas falsificadas dándole identidades temporarias a los niños judíos. Irena vivía los tiempos de la guerra pensando en los tiempos de la paz. Por eso no le alcanzaba con mantener con vida a esos niños. Quería que un día pudieran recuperar sus verdaderos nombres, su identidad, sus historias personales, sus familias. Entonces ideó un archivo en el que registraba los nombres de los niños y sus nuevas identidades. Apuntaba los datos en pedazos pequeños de papel y los enterraba dentro de botes de conserva bajo un manzano en el jardín de su vecino. Allí aguardó sin que nadie lo sospechase el pasado de dos mil quinientos niños... hasta que los nazis se marcharon.Pero un día, los nazis supieron de sus actividades. El 20 de octubre de 1943, Irena Sendler fue detenida por la Gestapo y llevada a la prisión de Pawiak donde fue brutalmente torturada. En un colchón de paja de su celda, encontró una estampa ajada de Jesucristo. La conservó como el resultado de un azar milagroso en aquellos duros momentos de su vida, hasta el año 1979, en que se deshizo de ella y se la obsequió a Juan Pablo II. Irena era la única que sabía los nombres y las direcciones de las familias que albergaban a los niños judíos; soportó la tortura y se rehusó a traicionar a sus colaboradores o a cualquiera de los niños ocultos. Le rompieron los pies y las piernas además de innumerables torturas. Pero nadie pudo romper su voluntad. Así que fue sentenciada a muerte. La resistencia le había sobornado porque no querían que Irena muriese con el secreto de la ubicación de los niños. Oficialmente figuraba en las listas de los ejecutados, así que a partir de entonces, Irena continuó trabajando pero con una identidad falsa.Al finalizar la guerra, ella misma desenterró los frascos y utilizó las notas para encontrar a los 2.500 niños que colocó con familias adoptivas. Los reunió con sus parientes diseminados por todo Europa, pero la mayoría había perdido a sus familiares en los campos de concentración nazis. Los niños sólo la conocían por su nombre clave: Jolanta. Irena Sendler lleva años encadenada a una silla de ruedas, debido a las lesiones que arrastra tras las torturas sufridas por la Gestapo. No se considera una heroína; nunca se adjudicó crédito alguno por sus acciones. . Sin embargo, y a no dudarlo, es toda una heroína Donanfer



El año pasado Irena Sendlerowa fue propuesta al Nobel de la Paz por los Gobiernos polaco e israelí y la asociación mundial de asociaciones judías y del Holocausto. Fue Al Gore quien se lo llevó. Este año Jesús Fraiz, creador de la Galería da Lonxevidade, se ha unido Santiago a esta iniciativa, y ya ha recogido más de medio millar de apoyos que pueden incrementarse enviando un correo electrónico con el nombre y el DNI a galeria.lonxevidade@gmail.com. A fin de cuentas, los judíos de Schindler trabajaban para él, pero Irena decidió arriesgar su vida por otros sin más.