jueves, 17 de julio de 2008

La Cenicienta quince años después

Las relaciones interpersonales son unos de los motores que mueven el mundo. Todos los demás vienen dados por estas. El sexo, el dinero, el poder...no existirían sin la existencia de la relación entre personas.
De los millones de personas que coexistimos en el mundo, no hay dos seres idénticos. Y sin embargo estamos condenados, no solo a convivir, sino también a necesitarnos. Y es que la fortaleza de la especie humana reside fundamentalemente en nuestro caracter social. Nada más ilustrativo del dicho "la unión hace la fuerza".
Más allá de toda implicación sociológica y antropológica de este carácter social, tenemos el cúlmen de la complejidad en la relación de pareja (monógama, se entiende). Desde el matrimonio que lleva 30 años casados hasta los adolescentes que cuentan los minutos que han de pasar hasta mandar el próximo sms a su enamorado/a.
Llevamos siglos de evolución tratando de comprendernos y aunque no se nos da del todo mal, aún nos cuesta no hacer complejo lo sencillo...
La educación, el estilo de vida, las necesidades, las experiencias, las circunstancias...factores, controlables unos e incontrolables otros...todos influyen en que dos personas totalmente distintas encuentren la forma de encajar.
Cuando vemos las cosas desde un punto de vista hollywoodiense, vemos la relación remántica como algo tan fácil, que concluye con un beso y todo el mundo es féliz. Tenemos una visión de cuento de hadas en la que con ayuda de los pajaritos, los malos pierden y triunfa el amor.
Y luego nos damos cuenta de que no es así de sencillo.
El momento de tu vida en el que conoces a alguien, las expectativas y planes de futuro; el ideal de vida; los valores, los principios, las aficiones compartidas, la exclusividad, la incondicionabilidad...son cosas de las que no nos hablan en la Cenicienta...y que tenemos que aprender de golpe y porrazo.

Pero ¿esto es tan difícil? Las personas que lo consiguen, ¿han tenido algún tipo de formación secreta en la que les mostratarn cómo lidiar con todos estos factores? ¿o acaso es simple cuestión de suerte?
Sea como sea, y a estas alturas de la película, y descubierto el hecho de que no somos capaces de simplificar las relaciones humanas, nos conformaremos con ser capaces de no complicarlas más...

1 comentario:

MART dijo...

tanto y tanto he pensado yo en la dificultad de las relaciones interpersonales...
me gusta mucho el texto, de verdad, creo q debería aplicarlo...(igual debería ponermelo en un cartel en la habitación)
no complicar las cosas sencillas...ay!!!de cuántas me hubiese sacado eso!!!q fácil parece...pero que dificil es.
por cierto, q te voy a coger el texto, es q me ha gustado mucho...
besosssssss