viernes, 1 de febrero de 2008

Sobre la madurez y otros mitos

El juego, cierto egocentrismo, la ilusión, la ingenuidad, cierta irresponsabilidad...Hay infinidad de cosas que resultan características indiscutibles de una actitud infantil. A veces, acorde con la edad, a veces, tan descoordinadas con el resto de aspectos del desarrollo de la persona, que parecen exigencias de aquel niño que aún quiere quedarse a jugar un ratito más.

Un niño no es inmaduro. No consideramos que alguien con 7 años deba tener una visión de futuro más allá del partido de fútbol que jugará ese viernes. No exigimos a una personita de 12 que reaccione de forma proporcionada a un problema y relativice la importancia del mismo dentro del gran universo de dificultades a las que se enfrentará en la vida.

Los niños son así y deben se así en función de su desarrollo físico, psíquico y social. Por eso decimos que nunca pueden ser inmaduros. Porque simplemente no se espera de ellos una madurez entendida como tal.

Inmaduro es aquel que no tiene las características estipuladas por su grupo de iguales para ese grupo de edad. De esta forma, hemos terminado definiendo madurez a través de la comparación con los demás. Cuando alguien no llega al grado esperado para su edad, entonces es inmaduro. Lo cual, además, tiene tremendas connotaciones negativas.

Hace un par de años, en el 4º año de carrera, mis compañeros y yo teníamos, como actividad dentro del programa de la asignatura de Psicología Evolutiva, que hipotetizar acerca de los factores que creíamos configurarían el constructo "madurez".

De esta especie de experimento resultaron 2 conclusiones fundamentales:

1. No teníamos demasiada idea.
2. Casi nadie la tiene.

Resultó un número exorbitante de factores a cumplir para ser una persona madura. Seguridad, responsabilidad, estabilidad afectiva, racionalidad, visión de futuro, amabilidad, inteligencia, experiencia...
Y de repente me sentí de vuelta a las clases de preescolar, evaluando cada casilla de las exigencias de la adultez con "progresa adecuadamente" o un "necesita mejorar"...

Resulta que muchos investigadores y estudiosos de la psique humana siguen tratando de delimitar algo tan abstracto como la madurez. Con algunas coincidencias y muchos factores discordantes, siguen en la labor de categorizar la dimensiones de lo que yo llamo cariñosamente (se coge cariño a estos trabajos) el "buen adulto".

Sobre si lo conseguirán o no, se admiten apuestas. Mientras tanto, os lanzo la misma pregunta: ¿Qué es ser maduro? ¿Cuáles son las cualidades de un "buen adulto"?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Il semble que vous soyez un expert dans ce domaine, vos remarques sont tres interessantes, merci.

- Daniel