domingo, 7 de octubre de 2007

De Jorge Bucay


En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas.
Había una vez... un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre esta la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún, salió del agua...
Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...
Y así vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.
Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.

de Jorge Bucay

Puede que hayais leido relatos parecidos, o que hayais recibido mil y un mails de powerpoint que hablaban sobre islas habitadas por el Amor y la Sabiduría... Aunque estas son muy bonitas y dignas de cualquier carpeta de adolescente...mi recomendación es que no leais esta como una más de tantas; que vayais más al fondo del asunto y penseis sobre ello. ¿Cuántas veces no habeis entendido el enfado de alguien, su ira, su comportamiento irracional? Y mejor aún ¿Alguna vez estabais tan enfadados con alguien o algo que no sabíais por qué lo estabais? Tal vez lo que tratamos de ocultar es una tristeza que nos hace vulnerables, mostramos un caparazón, una defensa que es en apariencia mucho más fuerte, mucho más dura, mucho más "deseable"`para los demás... ¿Pero esto es así? Tal vez nos resulte más fácil, tal vez nos cueste menos enfrentarnos a nuestra ira que a nuestro dolor...

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