martes, 25 de diciembre de 2007

Qué es la Navidad

La Navidad es entendida y valorada por la mayoría de las personas como esas fechas entrañables en las que todos debemos humanizarnos un poco más, ser más solidarios y comprensivos, perdonar las ofensas y arrancar de nuestro corazón los odios, rencores y rencillas.
Por eso hay personas que dicen que no les gusta la Navidad porque parece que indica cuándo hay que ponerse amorosos, acogedores y ser buenos.
Cada cual está en su derecho de no gustarle cualquier cosa...pero, ¿tienen, necesariamente, que renegar de toda esa “felicidad”? Muchas de las personas que defienden su derecho a ser buenos cuando “ellos quieran” suelen argumentar que son fechas “hipócritas” porque pasado el 6 de enero nos olvidamos de la solidaridad cristiana...Y tienen razón. Es cierto que quien alabe estas virtudes, debería hacerlo en navidad y durante el resto del año. También de acuerdo. Pero, puesto que hace tiempo que asumimos que las películas son películas y que no tienen demasiado que ver con el mundo terrenal; dos cuestiones:
1. ¿No es mejor que haya espíritu solidario durante solo 3 semana a que no lo haya nunca?
2. Si piensas que es ser hipócrita ser amoroso solo en navidad, prueba a serlo todo el año. Lo que hagan los demás no debería influirte en tus valores. Si no quieres serlo ni en navidad ni en ningún momento del año, no lo seas. El hecho de que tu alrededor esté feliz “artificial o naturalmente” durante el mes de diciembre a ti no te daña de ninguna forma.

Cuestión aparte es el carácter comercial y consumista de la Navidad. Es totalmente lícito e incluso (esto es una opinión personal) sano, tener una visión crítica de las cosas. Analizarlas, reflexionarlas y vivirlas de forma personal y no dejándonos llevar simplemente por lo que la tradición, la moda, la sociedad o la publicidad nos dictan. Pero el resultado de esto no es (o al menos no debería ser) una sentencia sobre la Navidad. Concluir si la Navidad es buena o mala; consumista o folclore es, para mí, el producto de un análisis global de la situación. Creo que la actitud más madura al respecto consiste en ser capaces de descomponer fenómeno en elementos; en analizarlos dándoles el significado que tiene cada uno y esto sólo se puede hacer colocándolos en su contexto.
Cuando seamos capaces de comprender el fenómeno navideño en todas sus dimensiones podremos decidir qué aspectos de ella nos gustan y cuales no. Cuáles son “dignas” de formar parte de nuestra vida y cuáles desechamos. Si después de todo resulta que no nos gusta ninguno, perfecto, pero será una decisión tomada madura y coherentemente.
Si resulta que hay aspectos acorde con nuestras creencias, valores o simplemente con nuestras expectativas, podemos vivir una navidad nuestra y sin el “se supone que”. Una Navidad realmente satisfactoria. Y más aún, una Navidad realmente significativa.

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